Wheel of Time (2003) |
Estos días estuve
viendo una y otra vez un documental de Herzog que se llama “La rueda del
tiempo”. Trata sobre un importante rito de iniciación en el budismo
tibetano, llamada Kalachakra, que consiste en un conjunto de oraciones,
enseñanzas y rituales que giran en torno a la creación de
un mándala de arena de colores, que se destruye al final del rito.
Pensaba en esta paradoja que plantea el director, esta de encontrar una
respuesta a las cosas, o mejor dicho a la vida y a nuestros días. Que no se
entienden del todo.
También me gusta pensar que todos podemos tener, a lo largo
de nuestra vida, pequeños momentos de iluminación privada. No es necesario
estar sentado debajo del árbol Bodhi para tenerla ni adquirir una instrucción
espiritual adecuada. Esta iluminación viene de afuera hacia adentro. A veces
cuando las cosas se ponen un poco cuesta arriba uno parece no encontrar las
respuestas que quiere o necesita, y capaz tampoco hay que buscarlas. Sera que
hay que perder un poco el rumbo y no preguntar tanto.
Una vez leí algo lindo de Philip Larkin <<Mi vida es tan simple como puedo. Trabajar todo el
día. Cocinar, comer, lavar los platos, interactuar con mi teléfono, beber,
películas por las noches. Casi nunca salgo. Supongo que casi todo el mundo
procura ignorar el paso del tiempo: algunos hacen muchas cosas, están un año en
Europa, y en Japón el año siguiente, y después esta lo que hago yo: hacer lo
mismo exactamente todos los días y todos los años. Probablemente ninguna de las
dos maneras sirva>>
Esto habla un poco
de los deseos y la desesperanza de una gran parte de nuestra población que se
pasa la vida repitiendo rituales cotidianos una y otra vez, sumado a esta distopía
que nos trajo el Covid. Que nos tiene a todos medio sin entender nada como en una
película de ciencia ficción. Todos mirando una pantalla, y siendo testigos de
como la gente cree ser feliz. Y la felicidad es un deseo. Las redes sociales crearon
el concepto de ser feliz a toda hora, como si fuera una obligación. Las cosas
tienen otro sentido. Yo, como dijo Larkin y Herzog quiero lo simple y encontrar
la iluminación privada.
El documental de
Herzog termina con una celebración en una cede buda en Europa, con el Dalai Lama
rompiendo el mándala de arena. Miles de fieles observando y meditando. Al
terminar la cámara nunca se apaga y somos testigo del vacío, una alegoría de la
espiritualidad que hoy esta en jaque mate como se dice en el ajedrez cuando la estas
por quedar. La realidad adquirió otras formas y capaz hay que aceptar todo esto.
Pienso que hay que ejercitar o hacer el trabajo de romper un poco lo cotidiano,
como él mándala de arena. Eso también
habla de la iluminación y la aceptación, que creo es el único camino posible de
transitar.
Tomemos ese camino. Yo voy.