Finalmente uno, "doblemente", entiende que se hacen dos viajes (espirituales) en una misma persona. Un viaje interno y absoluto tanto como íntimo y solitario. Y otro para los demás, incomprendido y tímido, muchas veces sórdido e invisible. Que termina siempre es una melancólica y tranquila quietud. Todo concluye entre una dualidad entendida, el paraíso y el infierno.
Reflexion sobre (El Padrino II, 1974, Francis F. Coppola)