La luminosidad
En la "circular" vida cotidiana abunda la avidez (máxima) de novedades. Un aburrimiento, producto de la asedad inacabable de falta de satisfacción, culpa de la sobre-inflación de accesibilidad actual. En donde se reprime (finalmente) todo acto de creatividad latente y profana, quedando totalmente inactiva. Inhabilitando la "salvación" del ser cotidiano en la fangosa contingencia constitutiva. Así se da a conocer esta "caída", o siempre la búsqueda de lo inútil que el propio -ser- deja entrever.
En la "circular" vida cotidiana abunda la avidez (máxima) de novedades. Un aburrimiento, producto de la asedad inacabable de falta de satisfacción, culpa de la sobre-inflación de accesibilidad actual. En donde se reprime (finalmente) todo acto de creatividad latente y profana, quedando totalmente inactiva. Inhabilitando la "salvación" del ser cotidiano en la fangosa contingencia constitutiva. Así se da a conocer esta "caída", o siempre la búsqueda de lo inútil que el propio -ser- deja entrever.
Finalmente aquí estamos ante la inoperancia y la (sola)
voluntad de constituir, y mas aun, de estar en un lugar más prominente, mas
avanzado, para así entender la otredad desconocida.
También existe, y es lo importante, un vértigo (miedo a la
"caída") a lo no conocido, a lo inadvertido, a lo no movible, y
principalmente a la no-vuelta, a la no-redención. Un miedo propio al saberse. A no
volver nunca más a la calidez de la comodidad (falsa).
He aquí que tenemos esta reflexión, de un arte activo, y
salvador como es el cine. Que se entiende como -medicina- a una cura.
Hitchcock quiso así ser el entendido, y darnos mas que nunca
hoy un camino libre. Lleno de luz.